Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano (Minus nº 80)
Edward GibbonSinopsis de Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano (Minus nº 80)
Según cuenta el propio Gibbon, el 15 de octubre de 1764, en Roma, mientras meditaba “entre las ruinas del Capitolio”, tuvo “la idea de escribir sobre la decadencia y caída de la ciudad”, un proyecto, sin embargo, al que parecía abocado por toda su trayectoria vital e intelectual. Gran erudito, interesado por todas las disciplinas, de talante ilustrado y contrario a todo prejuicio o superstición, la admiración de Gibbon por la civilización clásica le impulsó a buscar en la historia las razones del progresivo deterioro de los ideales de libertad política e intelectual. La Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano se publicó en seis volúmenes entre 1776 y 1788, y desde un principio causó un profundo impacto. Los tres primeros volúmenes abarcan desde el emperador Marco Aurelio hasta la desaparición del Imperio Romano en Occidente bajo los godos el año 476; los tres volúmenes restantes relatan la historia del Imperio Bizantino hasta su extinción en manos de los turcos en 1458. La versión abreviada que aquí presentamos, preparada por Dero A. Saunders en 1952, condensa lo más relevante de esta gran obra, principalmente de su primera mitad.
Indudablemente, Decadencia y caída constituye una de las obras clave para entender los fundamentos de la cultura occidental, pero además, como dice Jorge Luis Borges, recorrer sus páginas es “internarse y venturosamente perderse en una populosa novela, cuyos protagonistas son las generaciones humanas”. Una lectura que resulta aún más grata gracias al ingenio y a la fina ironía de Gibbon.
Indudablemente, Decadencia y caída constituye una de las obras clave para entender los fundamentos de la cultura occidental, pero además, como dice Jorge Luis Borges, recorrer sus páginas es “internarse y venturosamente perderse en una populosa novela, cuyos protagonistas son las generaciones humanas”. Una lectura que resulta aún más grata gracias al ingenio y a la fina ironía de Gibbon.