Oubiña: Toda la verdad
Laureano OubiñaSinopsis de Oubiña: Toda la verdad
Soy Laureano Oubiña y tengo más fama que fortuna. Soy de A Modia- Cambados, del arco de Fefiñáns hacia arriba. Fui un niño de aldea y mamé el estraperlo desde los 12 años. No llegué a pasar hambre, pero me conjuré para esquivar la miseria. He fundado dos familias y he tenido diez hijos. He sido un mal padre y un peor marido. La única herencia que dejo son pleitos para aburrir. Mi vida es el transporte, sobre todo de mercancías prohibidas: he porteado café, gasóleo, tabaco y hachís. He sido adicto al contrabando. Lo llevo en la sangre. Contrabandistas somos pocos, oportunistas muchísimos. He sido millonario y me han arruinado. He sobrevivido a varios tiroteos. Me acusaron de delitos que no había cometido. Me condenaron por delitos que cometí. Me sancionaron por hablar de más y me castigaron por hablar de menos. Llegué a poseer un gran patrimonio; me lo quitaron todo.
He trabajado duro y he viajado en clandestinidad por toda Europa y África. He acarreado armas con escolta de dos ejércitos. He transportado café, tabaco y hachís a espuertas. He importado divisas para el Estado, nunca las he ocultado en paraísos fiscales. He pasado más años en la cárcel que la mayoría de presos de España. Los carceleros me han agredido. He estado varias veces al borde del suicidio. No le tengo ningún miedo a la muerte desde que le arranqué el bastón a mi padre. No aspiro a lavar mi imagen, no hay sosa cáustica que la limpie. Llevo años deseando contar mi historia. Estoy harto de que juzguen mi vida sin conocerme de nada. Ahora es mi turno. Las figuras del museo de cera también tenemos algo que decir.
He trabajado duro y he viajado en clandestinidad por toda Europa y África. He acarreado armas con escolta de dos ejércitos. He transportado café, tabaco y hachís a espuertas. He importado divisas para el Estado, nunca las he ocultado en paraísos fiscales. He pasado más años en la cárcel que la mayoría de presos de España. Los carceleros me han agredido. He estado varias veces al borde del suicidio. No le tengo ningún miedo a la muerte desde que le arranqué el bastón a mi padre. No aspiro a lavar mi imagen, no hay sosa cáustica que la limpie. Llevo años deseando contar mi historia. Estoy harto de que juzguen mi vida sin conocerme de nada. Ahora es mi turno. Las figuras del museo de cera también tenemos algo que decir.